De toreo elegante y serio, pundonoroso y honesto en su quehacer, valiente y sobrio sin concesiones fáciles a la galería. Maestro del temple y creador de faenas de una ligazón sorprendente. Su espacio alberga numerosos tesoros que reflejan su trayectoria como uno de los grandes matadores de toros de su época.
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Salamanca es desde la antigüedad una zona privilegiada para la cría de ganado bravo gracias a la existencia de esos ecosistemas tan peculiares que son las dehesas, principalmente el Campo Charro. Los abundantes pastos y el arbolado de encinas y robles, junto con las charcas y pequeños arroyos, constituyen el hábitat perfecto para el toro de lidia. Este singular entorno tiene también su espacio en el museo.
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